Morcilla
con salsa borsch de tomate y panceta
Es
un placer ir a la Rioja, la cuna de mi mujer, y traer de allí los
exquisitos frutos que aquella pródiga tierra nos ofrece.
Ni que decir tiene que sus vinos son lo más conocido y valorado, pero hay otros muchos excelentes productos como son los pimientos, los afamados chorizos y demás productos del cerdo, entre los que se encuentran las morcillas.
En concreto la morcilla salada de herradura de Foncéa, que no es igual a la que comúnmente se puede encontrar en Zaragoza, puesto que no lleva avellanas o piñones, ni tampoco canela, anís o azúcar entre sus ingredientes, sino que aparte de la sangre, la manteca, la cebolla, la sal y el arroz, incluye pimienta, lo que le da un paladar especial.
Ni que decir tiene que sus vinos son lo más conocido y valorado, pero hay otros muchos excelentes productos como son los pimientos, los afamados chorizos y demás productos del cerdo, entre los que se encuentran las morcillas.
En concreto la morcilla salada de herradura de Foncéa, que no es igual a la que comúnmente se puede encontrar en Zaragoza, puesto que no lleva avellanas o piñones, ni tampoco canela, anís o azúcar entre sus ingredientes, sino que aparte de la sangre, la manteca, la cebolla, la sal y el arroz, incluye pimienta, lo que le da un paladar especial.
Suele
consumirse, como en todas partes, formando parte del compango de
cocidos y pucheros de alubias, garbanzos y lentejas, simplemente
frita o acompañada del omnipresente tomate.
Pero aquí os presento una preparación especial. La acompaño de una salsa que he llamado “borsch”, en la que la remolacha deja un punto de dulzura compensando quizás la acidez del tomate y el contrapunto salado de la panceta.
Pero aquí os presento una preparación especial. La acompaño de una salsa que he llamado “borsch”, en la que la remolacha deja un punto de dulzura compensando quizás la acidez del tomate y el contrapunto salado de la panceta.
Ingredientes:
1
morcilla de herradura: (Morcillas Montse, Foncea, La Rioja)
1
tomate grande maduro
1
remolacha cocida en conserva
1
diente de ajo
½
cebolla pequeña
3
lonchas de panceta curada
1
cucharada de manteca de cerdo
sal
Aceite
de oliva virgen extra
Preparación:
Cortar
la morcilla en trozos de unos 3 o 4 cm. Freirla en aceite de oliva
y una vez frita, reservar en plato aparte.
Retirar
de la sartén el aceite, dejando tan solo el que baña las paredes y
calentar en ella la manteca.
Cuando
esté caliente saltear la panceta cortada a tiras y reservarlas.
En
la misma sartén añadir el ajo aplastado con la hoja del cuchillo y
pochar la cebolla fínísimamente picada en la manteca.
Pelar
el tomate, quitar el centro si fuera leñoso y trocearlo sobre la
sartén y/o aplastarlo con tenedor de madera.
Escurrir
y picar fínamente la remolacha sobre un plato, aplastarla con un
tenedor y añadirla al sofrito, poner una pizca de sal, dar unas
vueltas para mezclarlo todo y dejar reducir un poco a fuego medio.
Por
último incorporar la morcilla y la panceta a la sartén, mantener
unos minutos más y ¡Listo!
Nunca he comido la morcilla de esta manera, pero viéndola ya me parece rica.
ResponderEliminarBesos.
Gracias Ana
EliminarLa verdad es que se me ocurrió que podría estar acertado el contraste ácido-dulce-salado y los matices picantes con la untuosidad de la panceta, y el experimento salió bueno.
Un saludo,
Oye, no me importaría que me pasases un platito,jeje, tiene que estar divino. Me gusta todo lo que lleva y ademas me encantan los contrastes de sabor.¡¡Buen plato!!
ResponderEliminarBesos
Por supuesto, todos los que quieras. No faltaría más.
EliminarPero si te decides a prepararla tú, recuerda emplear una morcilla que no sea dulce, mas bien salada.
Gracias y hasta pronto.